lundi 4 juillet 2016

el pecado, la locura y el crimen

01 de julio de 2016, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)




Discípulo de Jérôme Bosch, el Prestidigitador, después de 1496, 53,7x65,2cm, Saint-Germain-en-Laye, Museo municipal, cerrado al público




De dos exposiciones sobre El Bosco, una en Bois-le-Duc y la otra en Madrid, solo pude ver la del Prado. Es palpable la competencia entre las dos, a ver quién muestra más obras originales, quién cuestiona las atribuciones de los cuadros del otro, quién descubre una obra desconocida o quién le echa vaina al otro en los ensayos del catálogo. Puede que la más científica haya sido la de Bois-le-Duc, la de Madrid más para todo el mundo, no sé. 






Taller de El Bosco, Tríptico del Ecce Homo, hacia 1500, 79,4x37,9, 73x57.2, 79,7x36,8cm, Boston, Museum of Fine Arts




En todo caso ver esos cuadros es una gran alegría, maravillarse, descubrir sin cesar tal detalle, tal composición aunque ya hayamos visto muchas de esas obras. Quedan por descubrir las obras del taller, o de otros que enriquecen el contexto. Es así como en la entrada después de un panorama de Bois-le-Duc hacia 1530 en donde nada le importa la perspectiva, un tríptico del Museo de Boston muestra el Ecce Homo procedente del taller del Bosco : en medio de los rostros gesticuladores de los hebreos insultando al Cristo; un hombre negro con sombrero de lengüetas azules le da la espalda al espectáculo y parece mirarnos de reojo. El Cristo, arriba de las escaleras parece que flota, como si sus pies no tocaran el suelo. Del traje negro de la donante arrodillada a la derecha emerge un bebé envuelto (¿nacido muerto?). Aquí no hay nada verdaderamente bosquiano, salvo las caras de los judíos; ni monstruo, ni demonio y sin embargo una inquietante singularidad.





El Bosco, Adoración de los Magos, hacia 1494, 133x71, 2x 135x33cm, Prado, Madrid




La adoración de los Magos del Prado es mucho menos teatral que la del MoMA y menos íntima que la Filadelfia (¿todas serán auténticas? Las opiniones divergen), pero además de los campesinos que bailan a lo lejos y del Anticristo que se asoma en la choza, uno se divierte viendo a la izquierda a San José sentado delante del fuego haciendo secar humildemente los pañales del bebé al tiempo que se vuelve hacia nosotros. 





El Bosco, Visiones del más allá, Ascensión al Empíreo, detalle, 88,5x39,8cm, Venecia, Accademia




Por supuesto uno se queda buen rato ante las tentaciones de San Antonio (de Lisboa, del Prado y de Kansas City), un tema de oro para la imaginación desenfrenada de ese gran moralista que fue El Bosco, siempre dispuesto a denunciar el pecado y el crimen. Por supuesto que uno admira una vez más la visión etérea del paraíso celeste en el cuadríptico de Venecia, túnel de luz en el que flotan las almas asexuadas apenas sostenidas por los àngeles. Por supuesto que uno se deleita con el erotismo del Jardín de las Delicias, maravilla sensual que denuncia los pecados de la carne y los expone crudamente para placer de cada cual (ensayo excelente de Reindert Falkenburg en el catálogo español), y uno disfruta de la presencia de algunas mujeres negras en medio de todas esas carnaciones tan blancas. 




Discípulo de El Bosco, Mendigos e inválidos, 1520-1540, dibujo, 28,5x20,8cm, Albertina, Viena



Nave de locos, pajar, extracción de la piedra de la locura, prestidigitador (lo muestran rara vez desde el robo de Acción Directa, sin duda una reveladora elección por parte de Rouillan; y que además ha sido descalificado; arriba), tabla de los siete pecados capitales, el ojo no se cansa, la mente revolotea, la imaginación se da rienda suelta. Como me había dado cuenta leyendo el libro de Taschen sobre El Bosco, por más extravagante que nos parezca hoy, él estaba bien en el estilo de su época, para prueba esta hoja de dibujos de uno de sus discípulos que se conserva en el Albertina y que representa a unos treinta mendigos, ciegos, inválidos de todo tipo, que en realidad son modelos, patrones que un artista puede utilizar luego en un cuadro : varios tienen señales distintivas, como si el pintor (o su cliente) hubiera así hecho su elección. Documentos para artistas, de cierta manera...

Tres libros :

- el catálogo razonado de Actes Sud, una cantidad enorme (600 páginas), extraordinariamente bien documentado, verdaderamente un libro de primera categoría : El Bosch Research Conservation Project ha hecho la limpieza en las atribuciones dudosas y esta página completa muy bien el libro. El libro no solamente tiene la inteligencia de no exponer los criterios técnicos de atribución, materiales, estado de conservación, ..., sino que les da perspectiva en un capítulo excelente "¿Qué es un Bosco?", todo lo contrario de las pedanterías habituales (nota de deontología : el libro fue cortesía del editor). 
- el catálogo madrileño (en español o en inglés), los dos primeros ensayos parecen haber sido escritos más para actos de coloquio científico que para un catálogo de exposición, pero los otros, más temáticos, son más interesantes, especialmente Falkenburg sobre el Jardín de las Delicias y Larry Silver sobre el Infierno;
- el catálogo bosquiano (entre otros en francés), bien fundamentado y pedagógico con muchas fotos de detalles. 

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