lundi 6 mars 2017

Ângelo de Souza, explorador desconcertante

04 de marzo de 2017, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)




Ângelo de Souza, La cuerda, 1976, col. privada




El artista portugués Ângelo de Souza (1938-2011) no es nada conocido fuera de su país. Aunque de joven estudió dos años en Londres, después nunca salió de Portugal y se mantuvo muy bien informado de los avances del arte europeo y estadounidense, al mismo tiempo que su curiosidad era muy ecléctica (arte marginal, arte vernáculo, dibujos de niños, ...). Su práctica cubrió una gran variedad de medios, pintura, escultura, dibujo, fotografía, instalación, películas experimentales. Después de varias exposiciones retrospectivas en Portugal, la Delegación en Francia de la Fundación Calouste Gulbekian (hasta el 16 de avril), les da la oportunidad a los parisinos de descubrir una parte de su obra con esta primera exposición monográfica en Francia intitulada "El color y la textura negra de las cosas(habíamos visto su trabajo en una exposición colectiva en el MAMVP en 1976). Su comisario, el profesor de estética portugués Jacinto Lageira (que enseña en París 1) eligió limitarse a las pinturas y a las fotografías del artista, lo que da una muy buena idea de su obra pero incompleta dada su diversidad.





Ângelo de Souza, Diapositiva de caballete, 1978 79, col. privada




De hecho, la exposición abre con un estilo híbrido, no totalmente pintura, no totalmente fotografía o película : se trata de la proyección de un centenar de fotografías, llamadas Diapositivas de caballete (1977-79), que pasan una detrás de otra, metódicamente, composiciones de formas geométricas elementales, triángulos, rectángulos y círculos con variaciones graduadas de colores primarios : son lienzos potenciales que un día podrían ser pintados pero que son solamente instantes, virtualidades, impresiones luminosas de colores que miramos entre fascinación e hipnosis sin ir hasta el final de la centena. Las cuidadosas construcciones de diapositivas "ante-informática" de Souza se pueden ver hoy gracias a que las pasaron a un DVD; ya no forman parte de la modernidad pero dan prueba de la inventiva exploratoria incesante del artista.




Ângelo de Souza,, ST, 1974 75, col. Museo Calouste Gulbenkian, Foto Maria de Oliveira




En las salas siguientes se ven en efecto algunos de los lienzos del artista : lo primero que impacta es el color de sus casi monocromías de variaciones ínfimas. Y enseguida percibimos formas, también muy sencillas, algunos trazos que construyen un espacio, quizás una pared, un suelo o una puerta, o un techo : no es una descripción o una restitución de la realidad sino un bosquejo, una alusión a lo que podría ser; no son realmente lienzos abstractos, son composiciones mentales, un recordatorio de lo material, de lo concreto, de lo físico. No es una materialidad de la pintura, lisa y fina, nada obstruye la relación con la imagen, tampoco es un juego extenso de variaciones coloreadas luminosas como en las diapositivas sino un discreto anclaje en lo real, como un eco de las tablas sobre las que caminamos o la abertura de la pared detrás de nosotros. 




Ângelo de Souza,, ST, 1985, col. privada




Mientras que sus lienzos, supuestamente abstractos contienen elementos bien reales, sus fotografías, que deberían representar el mundo, tienden al contrario hacia lo abstracto. Es verdad que en fotografía la abstracción es rara, ya que (en todo caso cuando se utiliza un aparato) la imagen solo puede representar lo que está ante el objetivo y muchas de sus fotografías son difíciles de descifrar. Hay que identificar por allí algunos vellos sobre su piel y entender por aquí que la forma serpentina casi viva que pasa de lo borroso a lo claro (arriba) es una cuerda para la ropa amarrada a una pared. Muchos de sus temas son cosas muy humildes, banales, prosaicas : polvo, pelos, telarañas, un pañuelo de papel. Una de las obras va más allá de la abstracción, no es sino una película raspada y agrandada, testigo de la materialidad misma de la fotografía y del gesto de la mano del artista interviniendo directamente en la materia. 




Ângelo de Souza,, ST (Main), 1975, col. privada




Precisamente, la mano es uno de los temas predilectos y toda una sala le está dedicada a esta "herramienta" esencial para todo artista; con pasteles, una pintura y sobre todo un conjunto de fotografías de la piel de su mano, como una paleta o un atlas a gran escala. Si los pasteles componen manos irreales, mutantes y estilizadas, la serie de fotografías está lo más cerca posible de la realidad : colores crudos, pliegues, lineas de la palma, toda una geografía de montes y valles. Hoy puede parecer banal pero en 1975, con ese tema ordinario hizo una obra innovadora. 




Ângelo de Souza,, esculturas pequeñas (Orejas), 1975, col. Fundación Serralves, Foto Filipe Braga





Podemos añadir un conjunto de esculturas pequeñas, maquetas de los proyectos más grandes, en una vitrina, para mitigar la ausencia de esa parte de su obra, un divertido conjunto de envases de yogurt deformados para parecerse a orejas, bonito ejemplo de su búsqueda sin fin para hacer emerger formas; y unos cortos muy movidos (hechos con Super 8, 5 imágenes por segundo) y en los que vemos en unas imágenes abstractivas, el suelo delante de él, sus pasos a medida de sus andanzas por la ciudad o la luz tamizada entre arbustos en el campo, y uno puede decirse que más o menos ha entendido al artista : un experimentador sin descanso, un adepto de las formas en el límite de la abstracción, un investigador de la adecuación perfecta entre medio y expresión, un navegador entre los medios, un multiplicador en series.




Vista de exposición, serie Les Umanistas. Foto M. Lenot




Y no, esta calificación es demasiado rápida, demasiado reducida pues aún faltan dos series de fotografías que ver y esas dos series abren una perspectiva bien diferente, otra relación con el mundo, lo que hace que nos demos cuenta de que las ideas que pudimos forjarnos hasta ahí son demasiado reducidas, demasiado limitadas para informar sobre la riqueza de las investigaciones artísticas de Ãngelo de Souza. El fragmento presentado aquí de su serie intitulada Epifanías desconcierta un poco, un conjunto de cadáveres de animales, algunos en descomposición avanzada y que descubrió por el suelo durante sus peregrinaciones cotidianas. La otra serie, que lleva el extraño nombre Umanistas (sin h) ocupa una pared estrecha en donde hay unas veinte impresiones montadas torcidas. Resulta que de Souza que se la pasaba con el dedo puesto en el disparador, hizo miles de fotografías del mundo a su alrededor, gente vista desde su ventana, árboles, paisajes, suelos, chamizos; más que un catálogo del mundo hecho a propósito era una pulsión obsesiva, un sueño eidético. Solamente tenemos aquí una muestra pequeña de su producción fotográfica la que se vincula al resto de su trabajo (además de las diapositivas, las casi abstracciones y las manos mencionadas aquí arriba) de una manera más amplia, no solamente por su enfoque serial (que aquí interviene más bien a posteriori), sino sobre todo por su preocupación constante de explorar, de experimentar, de no dejarse coaccionar por ninguna regla, de estar siempre abierto al descubrimiento, a la sorpresa. Aquí tenemos otra parte de su obra que no es un sub producto de sus obras plásticas sino realmente un cuerpo autónomo, una ampliación que se insertó en un momento histórico que tuvo lugar a partir de finales de los años sesenta, toda la reflexión sobre el medio fotográfico más allá del documental en especial con el trabajo fotográfico de artistas conceptuales. No es que de Souza pertenezca a esa corriente, pero estudiar mejor su obra fotográfica debe permitir entender mejor su enfoque experimental que es su esencia misma.




Ângelo de Souza, Carnets de imágenes




La obra fotográfica acaba de ser publicada en una muy bonita edición, Carnets d'Images, en francés e inglés, editada y presentada por Sérgio Mah en las Ediciones Loco. Otros dos libros para consultar : el catalogo de la exposición, en francés con textos de Jacinto Lageira y de Bernardo Pinto de Almeida, Nuno Faria, Rui Sanches, Jorge Molder, Sérgio Mah, João Pinharanda, Emilia Pinto de Almeida y Leonor Nazaré; y el libro de  Bernardo Pinto de Almeida, Ãngelo de Souza, Logica da percepçao, editado por los laboratorios BIAL, en portugués y en inglés.


Fotos cortesía de la Fundación Gulbenkian París, excepto la antepenúltima, del autor, y la última, de las Ediciones Loco.



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