lundi 18 juillet 2016

Mujeres (Arles 5)


17 de julio de 2016, por Lunettes Rouges


(Artículo original en francés, aquí)



Vista de la exposición de Laia Abril, historia de la misoginia, capítulo 1 Del aborto, reproducción  de un fresco ortodoxo que muestra a Cristo lamentándose con un feto abortado en la mano, foto Suzanna Pozzoli

 

Muchos fueron los que les reprocharon a los Encuentros el año pasado que presentaran tan pocas fotógrafas, hubo solo una en exposición individual (fuera del Premio Découverte), además no muy buena y con un tema taaaaaan femenino, el flechazo. Parece que oyeron el mensaje y este año hasta hubo un Premio Madame Figaro para una de las mujeres que expusieran (incluyendo algunas del Premio Découverte, del que hablaré más tarde, y otras de exposiciones colectivas). O sea que se hizo el esfuerzo; en cuanto al resultado (igual que con los hombres), exposiciones medianamente interesantes y solo una sobresalió realmente : además nadie se equivocó y fue ella (eso parece) quien obtuvo sobradamente el premio.



Objeto firmado Katarina Jebb en venta en la tienda del Museo Réattu, foto del autor




Empecemos entonces por las menos convincentes (aunque la lista Madame Figaro no sea exactamente la misma) : los escanes de Katarina Jebb en el Museo Réattu no parecen ser otra cosa que artilugios de proezas técnicas : la pieza más interesante de su trabajo es el escán del cenicero de Balthus, reproducido en un cenicero múltiple y que venden 250€ en la tienda del museo, para que vean. En frente la galardonada con el Premio BMW, Alinka Echeverría, que hizo únicamente un jarrón decorado con una imagen de Serena Williams, incluso con todos los discursos de mundo (aunque se cite a Flusser sin nombrarlo) no se va demasiado lejos, no mucho más lejos que los flechazos de la galardonada del año pasado. En cuanto a los collages de Maud Sulter, no entendí mucho. 




Stéphanie Solinas, Sin título (caja #1), Le Palais de l’esprit, 2016




Son más interesantes Langing Zhu y su trabajo sobre la insularidad, lástima la mala presentación, y Clémentine Roche con su persecución de un personaje enigmático (en la exposición consagrada a las tres "mejores" diplomadas de la ENSP). Luego, Stéphanie Solinas nos sorprende al presentar un trabajo documental sobre una lonja metálica que pasó del noble estatuto de Gran Palacio de la Exposición Colonial de Marsella a ser una tienda de arroz en Arles : numerosos documentos recogidos con bastante mano de obra e investigadores, y que presentan con un recorrido lineal bastante seco y con un vídeo parlanchín. De la lonja, escarbando un poco, podríamos hacer lecturas múltiples, desde enfoques arquitecturales, pos coloniales, sociales e incluso botánicos. Pero lo que hace falta en la obra aquí presentada es la obsesión categorizadora, la voluntad de catalogar todo de forma exhaustiva hasta lo absurdo y que fue el atractivo de las obras anteriores de Stéphanie Solinas, como las de Dominique Lambert (que muestran en Nimes al margen de los Encuentros) o las tumbas del Père Lachaise, cualidades ausentes esta vez o en todo caso bastante atenuadas. 




Laia Abril, Abortion instruments, including soap and an enema syringe, widely used for termination by introducing into the uterus. This caused a miscarriage, but often the woman's death resulted. Such thick-walled cylinders with plungers were in use from as early as the 15th century to cleanse the intestines. However, the short attachment tube could be replaced with a longer one, making them suitable for rinsing other body openings. At the same time, it satisfied the most important requirement for every tool used to perform abortions: it raised no suspicions. Since abortions were illegal, a variety of items were repurposed—anything too obvious would be noticed during a police search. Abortionists could protect themselves in this way, but the hygienic and medical inadequacies resulting from legal prohibition cost many women their health or even their life. Museum of contraception and Abortion, Vienna, Austria, August 2015. Courtesy Laia Abril / INSTITUTE





No es para nada sorprendente que la galardonada haya sido Laia Abril, que se desprende netamente del grupo, con un trabajo sobre el aborto y las dificultades que encuentran las mujeres en los países en donde aún está prohibido o es demasiado complicado; es una obra comprometida, apasionada, radical y que incomoda. Entre retratos de mujeres que cuentan su historia y documentos procedentes del Museo del Aborto y de la Contracepción de Viena, esta joven fotógrafa nos presenta una exposición excepcionalmente fuerte, no solamente por su argumento sino también por su estilo frontal, directo, sin concesiones y por su enfoque que sobrepasa los límites de la fotografía. Me parece que el único error es la escultura con ganchos en el centro de la sala : demasiado anecdótica, poquísimo sutil, no añade nada, al contrario. 




Zanele Muholi, Bester 1, Mayotte, 2015




Otra fotógrafa de gran talento en Arles, en la exposición de LUMA, fuera de los Encuentros propiamente dichos, y es sin duda la razón por la cual Madame Figaro no la incluyó en su selección : se trata de la sudafricana Zanele Muholi que hasta ahora conocíamos por su trabajo sobre la comunidad LGBT de su país, y de la cual sabemos que es además una militante muy activa y que ha sufrido de homofobia hasta el punto que le destruyeron sus archivos. Presenta autorretratos con peinados extraños, a veces hechos con instrumentos de aseo, pinzas para extender ropa o estropajos para fregar. Burlándose de la fascinación blanca por los peinados africanos, se muestra en estereotipos exagerados, la piel ennegrecida, la pose orgullosa; evoca a su madre Bester y a todas las empleadas domésticas negras de la época del apartheid al tiempo que las fotos Polaroids de las "dompasses". Me parece que es la primera vez que su trabajo se desprende de sus argumentos estrechamente LGBT para volverse más universal y crea mucha fuerza. El título de la exposición en zulú significa "Hola Leona negra". Deben leer el pequeño periódico de la exposición. Con estas dos artistas, Laila Abril y Zanele Muholi, Arles presenta este año una fotografía feminista, llena de dignidad y de afirmación y que no puede dejar indiferente. 
¡ Felicitaciones !


Foto 1 cortesía de Suzanna Pozzoli que realizó un muy buen reportaje.



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samedi 16 juillet 2016

Atrevido el tipo (Arles 4)

14 de julio de 2016, por Lunettes Rouges


(artículo original en francés, aquí) 


Ethan Levitas, Cadre 21, Photographie en 3 actes, 2012



Mi primera noche en Arles me encuentro en la mesa de un café con un joven estadounidense que me cuenta que está exponiendo en la Grande Halle y que se confronta con Garry Winogrand. ¡ Atrevido el tipo me dije !




Garry Winogrand, New York, 1965




Winogrand significa algo, y afirmarse caminando en sus huellas al mismo tiempo que se pretende reinventar la street photography es osado. Después descubro que Ethan Levitas tiene 45 años y es verdad, que ya no es ningún mocoso, entonces me impaciento por ir a ver la confrontación. 




Garry Winogrand, detalle de hoja de contacto PC534 póstuma hacia 1983




Esta exposición doble, argumenta que hacia el final de su vida, Winograd empezaba a modificar su concepción de la fotografía de la calle : ya no era tanto cazar, rapiñar, una búsqueda de "a qué se parece una vez fotografiado" , sino más bien un acontecimiento, un encuentro, en el cual el fotógrafo quería afirmarse también como protagonista, como parte integrante y no solamente como ladrón de imágenes. La primera sala muestra numerosas fotografías impresas por Winogrand (entre ellas algunas conocidísimas), y al fondo, después de un largo corredor (bella escenografía, por una vez es apropiada) descubrimos grandes reproducciones murales de hojas de contacto (sabemos que murió dejando muchas películas sin imprimir y sin desarrollar). En una de ellas creo haber visto a ese "nuevo Winograd", o en todo caso esa nueva relación entre fotógrafo y sujeto fotografiado : en una parece que un viejo seductor medio vagabundo cabeza pelada frente al objetivo, dialoga con Winogrand, lo desafía o lo reprende vehemente. No es una escena tomada en un instante, es un diálogo. Ello nos remite al estupendo libro de Ariella Azoulay, The Civil Contract of Photography, cuyas explicaciones son, es verdad, más políticas, pero que cuestiona la posición poderosa del fotógrafo detrás del objetivo. 



Ethan Levitas, Ten-year Study, n.23, 2011




Y ¿ qué pasó con Levitas ? Primero una pared angulosa de fotografías de pasantes diez años después del 11 de septiembre, en el bajo Manhattan, y ya se instala un diálogo entre sujeto y fotógrafo, quizás una especie de comunión en la memoria de la tragedia. 



Ethan Levitas, In advance of the broken arm, Photograph of the Officer who will not say a word because of this photograph





Luego un corredor con un toque duchampiano "In advance of the broken arm" : una serie que muestra confrontaciones entre el artista y policías de Nueva York, es cierto que son confrontaciones benignas, desobediencias civiles bastante moderadas (nada que ver con las tragedias de Azoulay, o incluso de Alain Declercq fotografiando zonas prohibidas después del 11 de septiembre), pero que llevan sin embargo una prohibición de fotografiar, confiscación de la máquina e incluso un tiempo detrás de las rejas. De esta confrontación Levitas hace un relato mínimo, ni siquiera un relato, apenas una apostilla algo enigmática escrita a máquina en la oscuridad y de la cual reproduce el scan negativo con errores de tecleo y todo : « Photograph of the officers who I will not permit to no now know because of this photograph ». La fotografía crea el  acontecimiento. 




Ethan Levitas, Marco 230, Fotografía en tres actos, 2012




Finalmente, cuando, en el fondo del corredor la vista se abre sobre una sala en la cual también hay hojas de contacto de Winogrand de gran formato, Levitas presenta una tercera serie en la cual sostiene en los brazos una cámara fotográfica que instala delante de una cámara de vídeo vigilancia : el pasante acostumbrado a que constantemente, lo filmen, vigilen, localicen, espíen, acosen, cosa que ya no conmueve a nadie - Patriot Act obliga - se encuentra de repente sometido a otra mirada, igualmente intrusa pero de esencia diferente, la de un fotógrafo cuyo acto no es tan intruso como cómplice. Reacciona con sorpresa, deleite, incomprensión; quizás esté pensando lo que pasará con su imagen así captada, quizás este acontecimiento fotográfico se convierta en la fuente de un cuestionamiento político (y ya que he evocado a Azoulay, me viene a la mente la obra de Miki Kratsman sobre la video vigilancia).  





Ethan Levitas, cartel




En todo caso sobresale el trabajo que ha hecho Levitas sobre lo que podría ser hoy la street photography, y sobretodo sobre la manera como ella puede establecer y traducir relaciones  diferentes entre fotógrafo y "sujeto". Para terminar con un guiño, la leyenda de la foto aquí arriba.




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¿ Distancia o empatía ? (Arles 3)


13 de julio de 2016, por Lunettes Rouges



(Artículo original en francés, aquí)


Eikoh Hosoe, Man and Woman, 1961 





El mayor contraste de los Encuentros de Arles está en el Méjan, debajo del amarillamiento de Tkachenko. Tenemos una oposición radical que no reside entre dos estilos de fotografía sino entre dos posturas de fotógrafos, dos relaciones con el sujeto fotografiado, y, en suma, al salir al mundo, dos filosofías. Se trata de buto, la danza rebelde, introspectiva, radical, subversiva, que Tatsumi Hijikata y Kazuo Ono crearon a finales de los años 50. 




William Klein, Tokyo, 1964




No pretendo que William Klein no sepa nada de buto, que descubrió en 1961, se encontró con los danzantes antes de fotografiarlos en las calles de Tokyo : es el conjunto que aquí presenta, Klein puro, con todo, sus tics y trucos. Klein los fotografía como si fotografiara artistas callejeros en cualquier lugar del mundo, con el mismo talento de composición y la misma distancia : hace bien su trabajo, con la curiosidad necesaria, pero sin más. La puesta en escena urbana hace resaltar la oscuridad del pavimento  el contraste entre danzantes casi desnudos y en el fondo, salarymen de traje completo curiosos y retirados. En todas esas fotografías estamos claramente en la ecuación fotógrafo-modelo sabiendo perfectamente quién es quién y sin poder escapar de una relación de poder : el uno danza para el objetivo del otro, el otro decide todo, lugar, marco, ángulo, el uno es el sujeto del otro, palabra, no podemos más ambigua. 






Eikoh Hosoe, Man and Woman, 1961




Muy diferentes son las imágenes de Eikoh Hosoe, primero porque no son el fruto de un encuentro fortuito y se extienden en la duración, de 1960 a 2005. La primera serie, en la estrada, Man and Woman, data de 1961, con Hijikata : son fotografías oscuras, carbonosas, sensibles, en las que la línea del cuerpo está apenas esbozada, en las que la simbiosis entre el fotógrafo y los danzantes es tan fuerte que uno se siente casi como un intruso al mirar las imágenes. 





Eikoh Hosoe, the Butterfly Dream, 2006




También porque Hosoe no se posiciona en ningún momento como un fotógrafo documentalista que informa sobre un evento o performance : para The Butterfly Dream, trabaja con Ono durante 45 años, se convierte en su doble, su sombra, su alma. El resultado es un poema entre dos, comunión, fusión, allí ya no es el uno que danza para el otro sino prácticamente una obra común, una fusión. 





Eikoh Hosoe, the Butterfly Dream, 2006




En esas imágenes, Ono está solo, trágico, ambiguo, desdoblado; se le ve a la orilla del agua como a un animal perseguido, se le ve en un puente, casi arrastrado por su sombrilla o simplemente meditando en su casa. Todo es danza, ya no hay frontera entre vida y danza, ni entre danzante y fotógrafo. 




Eikoh Hosoe, Man and Woman, 1961




En resumen, Klein hace Klein pase lo que pase, mientras Hosoe se funde en el buto.




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vendredi 15 juillet 2016

Una blancura ocultada (Arles 2)

13 de julio de  2016, por Lunettes Rouges


(Artículo original en francés, aquí)



Danila Tkachenko, el submarino más grande del mundo a propulsión diesel, región de Samara, Rusia 2013, foto de la exposición in situ



En los Encuentros de Arles tenemos los Encuentros y también el Off. Para el programa oficial le entregan un desplegable verde y blanco, que junto con la tarjeta de acceso marcada con Pro o Press o Staff es su signo de reconocimiento, su hoja de ruta. Y en él, 24 hojas con la lista de las exposiciones y eventos junto con el "programa asociado", un entre dos, entre on y off que incluye las exposiciones de LUMA, del ENSP, de Olympus, del Museo Réattu y del Méjan - Actes Sud. Entonces, en el Méjan después del butoh en el piso bajo ( volveré más tarde sobre esto, por supuesto, es una ocasión buenísima para confrontar dos fotografías), nos estamos preparando sin mucho entusiasmo para subir al primer piso a ver la etnografía algo ingenua de Hans Silvester. Y allí, bañado por la luz amarillenta de las casas de Los Bench (etnia poco conocida del sur de Etiopía, un obra documental interesante, sin más), descubrimos con estupefacción la obra extraordinaria de un artista que no mencionan en ninguna parte, ausente del programa, olvidado de todos los oficiales, descuidado por los medios, siendo que a mí, me parece uno de los descubrimientos más importantes de esta semana. 




Danila Tkachenko, Deserted observatory located in the area with the best conditions for space observations




Danila Tkachenko, un ruso de 27 años que ya ha recibido distinciones (como Voies Off, siempre pendiente, el año pasado), hace fotos blancas : el blanco de la nieve, de la niebla, de la nevasca, de la desaparición. En ese blanco incomprensible (es una pena que aquí haya reflejos amarillos...) aparecen formas negras y grises primero imprecisas (aquí y allí un poco de color, un tubo oxidado, una barrera roja y blanca). Sin huella de vida, ni humanos, ni animales, sin huellas de pasos, sin  espirales de humo, apenas un árbol enclenque en medio de la mineralización mortífera de un blanco absoluto.  




Danila Tkachenko, Monument to the Conquerors of Space. The rocket on top was made according to the design of German V-2 missile, Moscou 2015




Lo que vemos allí, en medio de esa nada, es otra nada memorial, vestigios secretos, restos olvidados, escondidos, prohibidos : Tkachenko ha perseguido por toda la ex Unión Soviética, instalaciones en zonas que durante mucho tiempo estuvieron prohibidas, ausentes en los mapas y en los discursos, dedicados a una guerra fría implacable. Las formas que uno distingue, a veces con bastante dificultad pues la nieve y el viento alteran muchísimo la vista,  son radares, antenas, búnkers, residuos de cohetes y también el submarino diesel más grande del mundo, tal ballena encallada; un barco rescatado en el cual perecieron en el mayor secreto, 122 náufragos y las huellas de una catástrofe atómica de 1957 en Tcheliabinsk, guardada secreta y cuya ciudad sigue aún hoy prohibida. 




Danila Tkachenko, Memorial on a deserted nuclear station




Todo está en ruinas, la memoria también quedó congelada bajo las prohibiciones. 
A veces, surge de la bruma un monumento a los astronautas o a obreros heroicos, irrisorio. La utopía progresista y tecnológica esta muerta. 




Danila Tkachenko, Headquarters of Communist Party, Yougostoichen, 2015



Y esa sede del Partido Comunista de osada arquitectura intergaláctica ya no es más que un búnker abandonado. Ya ha habido obras fotográficas de calidad sobre la explosión de la URSS y el final del comunismo, pero me parece que este es el primero que sabe traducir en imágenes tan finales, tan dramáticas, tan arruinadas, ese fin de un mundo. 


La primera foto tomada en la exposición es del autor para mostrarles la polución visual amarilla : las otras son de la página del artista. 



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jeudi 14 juillet 2016

El anti-Parr y otras escenas de guerra (Arles 1)

12 de julio de 2016 por Lunettes Rouges



(Artículo original en francés, aquí)





Don McCullin, Pareja tomando el té 




Hasta hace dos años, los Encuentros de Arles  soportaban una sobredosis de Martin Parr (entre otros...). Entonces, apenas llegué tuve una gran alegría pues vi la primera exposición, la de la iglesia Santa Ana, y está dedicada a Don McCullin. ¿ Y qué tiene que ver ? Pues bien, no presentan al fotógrafo de guerra (solamente en una vitrina central con revistas) sino otra faceta que por mi parte, prácticamente no conocía. McCullin como fotógrafo enternecido y empático con sus sujetos, McCullin que logra describir sin voyerismo, sin desdén ni distancia lo cotidiano de los sin domicilio fijo (SDF) londinenses, McCullin que fotografía la clase media británica sin menosprecio, sin burla altiva (tal y como nos había acostumbrado Parr). 






Don McCullin, The Guvnors, Finsbury Park, London, Great Britain, 1958



Miren a esa pareja de viejos tomándose su té con leche, miren la huella de ternura y respeto en la imagen. Miren la empatía de McCullin con la gente común de Finsbury; la banda de los Guvnors de traje completo que marca su territorio y los jóvenes apáticos con cerveza en mano delante de un strip-tease de mala calidad. 





Don McCullin, Pantano cerca de una colina fortificada que data de la edad de bronce, Somerset, 1988




Casi o todas esas fotografías son obras maestras de equilibrio, de composición, de juego de sombras y de luz. Hay unos paisajes de Somerset, cielo con nubes que se escapan, tierra saturada de agua, árboles solitarios : cada una de las fotografías de esta serie es una armonía apacible y grave, extraordinariamente compuesta. 





Don McCullin, protest



El otro elemento que me impactó en la obra de McCullin (posiblemente por sus coreógrafos) es el juego de cuerpos verticales, duros, agrupados, uniformes, fundidos en el conjunto, como esos policías; y (más abajo) hay cuerpos blandos, sueltos, abandonados en el suelo, que han perdido toda estructura, toda existencia social, para ser únicamente residuos ante los ojos de la sociedad, vagabundos tendidos por le suelo. 





Don McCullin, East Berliners watch construction of the Berlin Wall, Germany, August 1961




En esta exposición dos obras de reportaje : la que trata sobre la construcción del Muro de Berlín muestra no tanto la construcción en sí, sino las reacciones de los berlineses en aquel momento. Aquí, los del este miran por última vez a los del oeste, antes de que el Muro cierre su horizonte, y esa imagen también, en ese momento, está cargada de una empatía triste como se ve pocas veces (como en la obra de Gilles Caron, por ejemplo). 





Don McCullin, Homeless man, London, 1969



Finalmente McCullin volvió al Medio Oriente para fotografiar Baalbek y Palmyra en época tranquila : pero las sombras negras sobre los templos son bien amenazadoras. 





Yan Morvan, Sitio de Sarajevo, 5 de abril de 1992-25 de febrero de 1996, 2014




Volver a los campos de batalla después de la batalla, es lo que hizo también Yan Morvan, combates que cubrió como fotógrafo de guerra ("tengo el ojo del soldado y el espíritu del guerrero", pregona) y otros que salen de los libros de historia. Esta revisita es una buena idea pero habrá que saber con qué objeto : si era para recrear una forma de melancolía de la gloria de las batallas, o para meditar sobre la naturaleza y el hombre, entonces, las fotos (bastante numerosas) hubieran sido suficientes con una leyenda simple (como el excelente trabajo de Paola Pietri). Pero Morvan prefirió acompañar sus fotos con textos largos que describen la batalla, con citaciones para justificar, esforzándose para explicar los movimientos de las tropas presentes; y entonces, como no hay mapas, uno termina por no entender nada 
(y ¿ dónde estaba la posición austriaca en esa montaña ? Y ¿ la batería italiana ?), uno se cansa rápidamente sin poder entender nada y el "efecto pedagógico" se evapora. 





Yan Morvan, Bir Hakeim, 26 mai au 11 juin 1942




Además Yan Morvan expresa sus opiniones; así sabrán ustedes que durante la conquista del Golan por Israel, los heroicos soldados israelíes resistieron con valentía contra los feroces sirios que los habían atacado por sorpresa (y qué importa si Moshé Dayan explicó que fue una provocación israelí, Morvan parece tener certezas y estar allí para difundir el pensamiento correcto). En cuanto al texto que acompaña la fotografía de Gaza devastada durante la operación "Plomo Fundido", no le enseñará nada de nada sobre los crímenes de guerra contra los civiles : el texto hubiera podido ser redactado por el Ministerio de la Hasbará. [me dicen que esos textos fueron inspirados por nuestro gran filósofo entartado] Es indudable que algunas veces es mejor contentarse con las imágenes... En lugar de un libro de seudo historia hubiéramos visto un bonito libro de fotografías. 






Alexandre Guirkinger, ouvrage du Pas du Roc, Modane, 2014



Otra fotografía inspirada en las huellas de la guerra en el paisaje, Alexandre Guirkinger se pasea  alrededor de la línea Maginot; no entra pero fotografía las entradas, las formas visibles, la incorporación en el paisaje, tal y como ese búnker enganchado en el precipicio. 






Alexandre Guirkinger, Casas-fuertes, Ardennes, 2015




Me encantaron las fotos de las casas-fuertes, un búnker abajo, un alojamiento por encima : todo un sistema. Es un buen trabajo documental sin discursos pesados como Morvan, pero le falta un enfoque más conceptual, poético o analítico, como muy bien lo hizo Antoine Poncet sobre el mismo tema. Y no es necesario desmontar el mecanismo político para apreciar esta revisita de aquellas fortificaciones inútiles.





Mounir Fatmi, Save Manhattan 02, 2005



Para terminar, la última exposición "después de la guerra", la que le dedican al 11 de septiembre : sólo se ven las obras de Walid Raad (sobre el color del cielo) y de Mounir Fatmi (las cintas VHS reconstituyen la skyline de antes), lo demás es bastante previsible (primeras páginas de periódicos, googlegramas, vídeos...).


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lundi 4 juillet 2016

el pecado, la locura y el crimen

01 de julio de 2016, por Lunettes Rouges

(artículo original en francés, aquí)




Discípulo de Jérôme Bosch, el Prestidigitador, después de 1496, 53,7x65,2cm, Saint-Germain-en-Laye, Museo municipal, cerrado al público




De dos exposiciones sobre El Bosco, una en Bois-le-Duc y la otra en Madrid, solo pude ver la del Prado. Es palpable la competencia entre las dos, a ver quién muestra más obras originales, quién cuestiona las atribuciones de los cuadros del otro, quién descubre una obra desconocida o quién le echa vaina al otro en los ensayos del catálogo. Puede que la más científica haya sido la de Bois-le-Duc, la de Madrid más para todo el mundo, no sé. 






Taller de El Bosco, Tríptico del Ecce Homo, hacia 1500, 79,4x37,9, 73x57.2, 79,7x36,8cm, Boston, Museum of Fine Arts




En todo caso ver esos cuadros es una gran alegría, maravillarse, descubrir sin cesar tal detalle, tal composición aunque ya hayamos visto muchas de esas obras. Quedan por descubrir las obras del taller, o de otros que enriquecen el contexto. Es así como en la entrada después de un panorama de Bois-le-Duc hacia 1530 en donde nada le importa la perspectiva, un tríptico del Museo de Boston muestra el Ecce Homo procedente del taller del Bosco : en medio de los rostros gesticuladores de los hebreos insultando al Cristo; un hombre negro con sombrero de lengüetas azules le da la espalda al espectáculo y parece mirarnos de reojo. El Cristo, arriba de las escaleras parece que flota, como si sus pies no tocaran el suelo. Del traje negro de la donante arrodillada a la derecha emerge un bebé envuelto (¿nacido muerto?). Aquí no hay nada verdaderamente bosquiano, salvo las caras de los judíos; ni monstruo, ni demonio y sin embargo una inquietante singularidad.





El Bosco, Adoración de los Magos, hacia 1494, 133x71, 2x 135x33cm, Prado, Madrid




La adoración de los Magos del Prado es mucho menos teatral que la del MoMA y menos íntima que la Filadelfia (¿todas serán auténticas? Las opiniones divergen), pero además de los campesinos que bailan a lo lejos y del Anticristo que se asoma en la choza, uno se divierte viendo a la izquierda a San José sentado delante del fuego haciendo secar humildemente los pañales del bebé al tiempo que se vuelve hacia nosotros. 





El Bosco, Visiones del más allá, Ascensión al Empíreo, detalle, 88,5x39,8cm, Venecia, Accademia




Por supuesto uno se queda buen rato ante las tentaciones de San Antonio (de Lisboa, del Prado y de Kansas City), un tema de oro para la imaginación desenfrenada de ese gran moralista que fue El Bosco, siempre dispuesto a denunciar el pecado y el crimen. Por supuesto que uno admira una vez más la visión etérea del paraíso celeste en el cuadríptico de Venecia, túnel de luz en el que flotan las almas asexuadas apenas sostenidas por los àngeles. Por supuesto que uno se deleita con el erotismo del Jardín de las Delicias, maravilla sensual que denuncia los pecados de la carne y los expone crudamente para placer de cada cual (ensayo excelente de Reindert Falkenburg en el catálogo español), y uno disfruta de la presencia de algunas mujeres negras en medio de todas esas carnaciones tan blancas. 




Discípulo de El Bosco, Mendigos e inválidos, 1520-1540, dibujo, 28,5x20,8cm, Albertina, Viena



Nave de locos, pajar, extracción de la piedra de la locura, prestidigitador (lo muestran rara vez desde el robo de Acción Directa, sin duda una reveladora elección por parte de Rouillan; y que además ha sido descalificado; arriba), tabla de los siete pecados capitales, el ojo no se cansa, la mente revolotea, la imaginación se da rienda suelta. Como me había dado cuenta leyendo el libro de Taschen sobre El Bosco, por más extravagante que nos parezca hoy, él estaba bien en el estilo de su época, para prueba esta hoja de dibujos de uno de sus discípulos que se conserva en el Albertina y que representa a unos treinta mendigos, ciegos, inválidos de todo tipo, que en realidad son modelos, patrones que un artista puede utilizar luego en un cuadro : varios tienen señales distintivas, como si el pintor (o su cliente) hubiera así hecho su elección. Documentos para artistas, de cierta manera...

Tres libros :

- el catálogo razonado de Actes Sud, una cantidad enorme (600 páginas), extraordinariamente bien documentado, verdaderamente un libro de primera categoría : El Bosch Research Conservation Project ha hecho la limpieza en las atribuciones dudosas y esta página completa muy bien el libro. El libro no solamente tiene la inteligencia de no exponer los criterios técnicos de atribución, materiales, estado de conservación, ..., sino que les da perspectiva en un capítulo excelente "¿Qué es un Bosco?", todo lo contrario de las pedanterías habituales (nota de deontología : el libro fue cortesía del editor). 
- el catálogo madrileño (en español o en inglés), los dos primeros ensayos parecen haber sido escritos más para actos de coloquio científico que para un catálogo de exposición, pero los otros, más temáticos, son más interesantes, especialmente Falkenburg sobre el Jardín de las Delicias y Larry Silver sobre el Infierno;
- el catálogo bosquiano (entre otros en francés), bien fundamentado y pedagógico con muchas fotos de detalles. 

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